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ADENTROS: La vía inversa                                 14 de diciembre de 2020

    Junto a Joe Dispenza, hemos aprendido pautas que nos ayudan a dar lo mejor de nosotros mismos y a estar por encima de la adversidad. Pero la experiencia, ya sea adversa o favorable, debe recibir su justo valor, sin dramas ni euforias, pues éxitos y fracasos son relativos.

    Más que una transformación, propiciamos el recuerdo que nos libera de una falsa identificación, “una ignorancia de lo que se es” que genera sufrimiento, desgaste y separación. Para ello, existe un camino conocido como “La vía inversa” y que UCDM llama “Un viaje sin distancia”. Un recorrido hacia ADENTROS ineludible para el Conocimiento de uno mismo y por tanto, del “Sí mismo”.

    El “Sí mismo”, es el Ser que compartimos, es la Unidad que vive en todas y cada una de las “formas”, éso que hace posible el crecimiento de una flor, el latido de un corazón, o el movimiento del Sol cada día. Ser consciente de su Presencia eterna es tomar conciencia de nuestra verdadera naturaleza para vivir en coherencia con la misma. Como afirma Shri Sadguru en “La llave maestra”: “todos y cada uno de nosotros existimos en todas las formas de vida”. A pesar de nuestra apariencia como entidad física individual, formamos parte de esa Unidad que todo lo mueve y sostiene. En ella nos movemos y vivimos.

“Porque en Él vivimos, nos movemos y existimos”

Hechos 17:28

Pero lo que el intelecto comprende, debe vivirse y el primer paso es “La vía inversa”. La dificultad estriba en que estamos externalizados, siempre mirando hacia fuera, de ahí las inercias, apegos y resistencias que dificultan el viaje interior. Para vencer esos obstáculos que impiden re-conocer el Ser que en todos habita, existe una herramienta conocida como Renuncia.

RENUNCIA. Cuando hablamos de renuncia pensamos en sacrificio y esfuerzo. Incluso la percibimos como algo injusto e innecesario. Sin embargo, renunciar no es otra cosa que ACEPTAR: renunciar a la ilusión para aceptar la verdad de una realidad que invisible a los ojos, es ESENCIAL. (Os suena)

    Por tanto, renunciar a lo que no nos pertenece, a lo que nos produce sufrimiento, a un mundo efímero donde nada permanece, no es renunciar a nada, sino ABRIR LOS OJOS y despertar a una consciencia plena de la Identidad que compartida, se expresa en la forma sin pertenecer a ella. “Mi Reino no es de este mundo” no es más que la punta del iceberg de una revolución en la que nos damos cuenta de que “estamos” pero no “somos”, de que si dejamos de identificarnos con nuestro cuerpo, nuestra familia, creencias, posesiones, logros….., comenzamos a experimentar una libertad y una paz que, al no ser de este mundo, son permanentes y sólidas, son reales.

    Cuando nos va bien, tenemos salud, dinero, trabajo, compañía…, nuestra identidad se funde con esos eventos, pero un día algo falla y es entonces cuando entiendes que todos esos “objetos” no son tú y que lejos de ser tu soporte, el soporte de todo lo que te acontece eres tú. Tu eres quién hace posible la experiencia y por tanto eres el responsable de tu felicidad y estabilidad, de lo que piensas, sientes y haces.

    Renunciar es aceptar tu verdadera Identidad y vivir en coherencia con ella. Lo externo ya no te representa y por eso, regresas ADENTROS, a ese centro invisible donde escuchas la voz del silencio y reposas en quietud para vislumbrar a través de la conexión con tu Ser, la grandeza que habita en tu interior.

Recuerda, Regresa a tu Ser, Renuncia a tus viejas percepciones y Re-nace a la nueva visión del Amor que canta: 

YO SOY el Camino, la Verdad y la Vida