PACÍFICA-MENTE Coherencia 2112 21

 COHERENCIA                                                      20 de diciembre de 2021

    Uno de los mayores obstáculos en el camino hacia la Paz interior es la falta de coherencia. Vivimos en constante conflicto porque deseamos algo y luego hacemos precisamente, lo que nos aleja de ese propósito. Evidenciamos una dicotomía interna que si no observamos atentamente, gobernará nuestras decisiones, privándonos de la alegría de reconocer quienes somos y actuar en consecuencia.

    Esa contradicción vital está intrinsecamente ligada a nuestro inconsciente y a nuestras inercias no resueltas. Se trata de un etiquetaje que no hemos sabido cortar para abrir nuevas vías de relación y expresión, un pasado acusador que nos atrapa y nos priva de la posibilidad de redención y cambio.

    El cambio en realidad, no es acerca de lo que somos, pues lo que somos ya es, sino que consiste en la transformación de la conciencia acerca de lo que somos. Es un descubrir y recordar nuestra verdadera identidad para poder desarrollarnos en coherencia con lo que en nuestro sentir profundo habita.

    El conflicto interior surge entonces cuando me fijo un propósito y en el proceso para su cumplimiento, pierdo el sentido de aquello que persigo. Esta reflexión viene a corregir un sentir generalizado en forma de refrán que dice: “el fin justifica los medios”. En realidad, si el medio y el fin no están completamente alineados y armonizados, esa contradicción nos aleja completamente de aquello que queremos lograr.

    Si en el deseo de paz interior somos completamente honestos, no podemos conformarnos con el hecho de fijarnos una meta, una vez establecida, hay que trabajar para conseguirlo. Esa tarea no siempre nos va a resultar satisfactoria y grata, habrá momentos en que nos asalten las contradicciones, las dudas…, ser firmes ante aquello que se muestra perturbador es el gran reto al que debemos asistir.

    La no resistencia a lo que es, el desapego o renuncia al propio deseo, la flexibilidad como asunción profunda de aquello que no podemos controlar, son grandes aliados que nos van a proporcionar recursos prácticos para seguir adelante sin perdernos en el camino, sin caer en el juicio, en la culpa y el conflicto.

    En definitiva, se trata de que, antes de actuar, sentir, elaborar…., observemos los propios pensamientos sin juzgarlos, con ecuanimidad e imparcialidad. A este proceso Krishnamurti lo llama “enfrentar los hechos” y al hacerlo nos concedemos un espacio de serenidad y reflexión desde el que iniciamos la propia comprensión y conocimiento de uno mismo.

    Cuando tenemos claro adonde queremos llegar, no nos perdemos en discusiones inútiles, guerras de poder y demás asuntos mundanos pues sabemos que si nos dejamos atrapar por ellos, lejos de encontrar respuestas, acabaríamos perdidos en laberintos que sólo producen confusión y malestar.

    De esta forma, paso a paso, vamos ralentizando nuestros pensamientos y aquietando una mente que en serenidad, no se deja llevar por los impulsos del ego y entiende que la paz es un valor del que no debería prescindir en ninguna situación.

    Esa serenidad mental es el cómplice que dota de sentido nuestra vida física, que propicia el contento y satisfacción internos, el bienestar emocional y por tanto, físico, que nos fortalece y nos hace resistentes y resilientes ante el dolor y la contrariedad.

    La coherencia nace de un estado mental sereno y apaciguado, un estado de presencia que no sabe de pasado, ni futuro, que en el aquí y ahora revela la intensidad de aquello que nos mueve.

    Se trata de una calma que nace y se desenvuelve sin pensamientos ni ideas previas, que simplemente se conecta con la vibración amorosa que nos sostiene a todos y procura sintonizar con ella para no perder el rumbo de regreso a su verdadero Ser.

    Nacer de nuevo, cada día, a cada instante, es el mensaje de la Navidad. No perdamos la oportunidad de vivir esta posibilidad, de re-crearnos en coherencia con el Amor, en la relación que sana y trasciende el mundo.