PACÍFICA-MENTE Un Dulce Néctar 13 01 25
UN DULCE NÉCTAR 13 de enero de 2025
El proceso de autoconocimiento no acaba nunca, no tiene una meta garantizada, pues no sabemos en qué momento deberemos abandonar nuestro vehículo corporal y regresar al estado de la no forma, sin espacio ni tiempo.
Tampoco sabemos exactamente en qué lugar del camino nos encontramos porque estamos sujetos a la mutabilidad, al cambio. Habrá momentos de “altura” y momentos de “bajura”, y trataremos de vivirlos con sabiduría, sin aferrarnos a ninguno de ellos, bailando la danza de la vida que nos posee para mostrarnos lo que es esta experiencia.
Que ese baile sea cada vez más armonioso y coherente (mayor paisajismo espiritual), más natural y espontáneo (mayor cantidad de savia natural), depende de nosotros y ello será lo que va a repercutir poderosamente en nuestra capacidad para disfrutar de lo que instante a instante, se presenta.
Si nos dejamos llevar por las circunstancias adversas, veremos mermada esa capacidad de disfrute y gozo, de gratitud y entusiasmo. Ante cualquier tropiezo nos sentiremos cada vez más torpes y vulnerables, y el dulce néctar de la alegría y el contento interior natural en todo ser humano, desaparecerán, quedarán sepultados por ideas de desesperación y baja autoestima.
Aprender a disfrutar no es tarea fácil cuando se nos ha enseñado que hemos de avergonzarnos de los errores, o de cualquier tipo de obstáculo, llámese despido, enfermedad o divorcio. Consideramos que este tipo de manifestaciones son fracasos y al contrario, por experiencia sabemos que siempre traen una enseñanza y una nueva oportunidad de elegir de otro modo.
La vida cobra sentido a través de lo que pasa en ella y sobre todo, si somos capaces de extraer el aprendizaje que lleva implícito. La queja y el victimismo no nos permiten explorar la otra cara de la situación, nos paralizan y fabrican unas limitaciones que en realidad, sólo existen en nuestras mentes.
Os invito a practicar un ejercicio cada vez que advirtáis que estáis cayendo en el desánimo y la amargura artificial de una mente alejada de su dulce y tierno Ser.
Esta dinámica de entrenamiento mental consiste en prestar atención a tu estado de ánimo cuando te sientas triste, ansioso o abrumado. Comienza a detectar todos esos pensamientos que te abruman y no te dejan ser.
A continuación finge que no son tuyos, sino de otra persona que se está hablando de ese modo a sí misma. Alguien a quién quieres mucho y le deseas lo mejor, alguien que se siente mal y se dirige autoataques y autosabotajes hacia su propia persona.
Entonces, observa cómo cambia tu discurso cuando en vez de hablar contigo mismo, hablas con esa otra persona que está pasando por un mal momento. Lo que pensabas y te decías ha dado un giro enorme, pues ahora comienzas a elaborar en tu mente un mensaje de ánimo y esperanza, de elogios plenos de aprecio y buenos deseos.
Así es como te das cuenta de que eres capaz de cambiar esa visión cuando se trata de “rescatar” de su dolor a quién amas, pero ¿Y quién te rescata a ti? ¿Quién te ama lo suficiente como para esforzarse en darte razones para ser feliz, disfrutar y permitirte endulzarte la vida? ¿Por qué lo que vale para esa persona, no te lo aplicas a ti mismo?
Si eres capaz de “ponerte el mundo por montera”, perdonar tus fallas y errores, reírte de ti mismo y no tomarte esta experiencia tan en serio, en definitiva, si consigues sentir tanto amor por ti que no requiera el aprecio ni el reconocimiento de nadie, entonces comenzarás a conocer lo que es la inocencia.
Sólo desde la visión de la inocencia podemos comenzar a disfrutar plenamente de esta experiencia independientemente de los dolores y sufrimientos a los que estamos todos expuestos.
Comentarios
Publicar un comentario