PACÍFICA-MENTE El bueno, el feo y el malo. (De héroes y villanos) 4 12 23

 

EL BUENO, EL FEO Y EL MALO (De héroes y villanos) 4 de diciembre de 2023

    Las tres fuerzas que nos pueden condenar al mismo infierno, son las mismas que podemos utilizar para instalarnos en un estado mental Cielo, pero para ello debemos ejercer además de la respiración compasiva, también el ponernos en el centro de la vida mundana que como una gran escuela cósmica, nos va a ofrecer la maravillosa oportunidad de moldear nuestro espíritu, de rescatar al Ser de Amor que siempre fuimos y que decidimos olvidar.

“El silencio que sienten en el Himalaya o en los Alpes no es de ustedes; pertenece al Himalaya. Pero si en la plaza del mercado pueden sentir silencio, pueden estar absolutamente cómodos y relajados, es de ustedes” Osho

    La bondad de los apegos, la fealdad de la indiferencia y la maldad de lo que rechazamos, tendrán que ser enfrentados en nuestra existencia cotidiana para así liberarnos de su influencia. Tu conciencia de Amor y Unidad no es un trofeo en una vitrina, sino una forma de ser y actuar en el mundo desde la fortaleza y la valentía, desde la humildad y la ternura, desde los atributos que poco a poco, vas a ir descubriendo en tu interior.

    Te has instalado en la Conciencia, ahora sabes que todo está bien y que toda experiencia o situacion viene a ayudarte a mejorar tu capacidad de compasión y a fortalecer tu actitud meditativa y ecuánime, anclada en el presente y liberada de necesidades vanas que no pertenecen al ámbito de tu realidad última.

“Todo se convierte en un instrumento para utilizar a tu favor.”

    La bondad de los apegos en realidad es una trampa del ego para que te causes un sufrimiento innecesario. Vivimos en lo temporal, sujeto a una impermanencia que no deja de ser algo deseable porque a través de esta mecánica es posible la evolución.

    Cuando nos apegamos a aquello que nos gusta es porque nos hemos identificado falsamente con esa persona o situación, con esa imagen. Pero nada es estático ni permanente en este mundo, así que analicemos las necesidades que consideramos indispensables y observaremos que en realidad podemos seguir sin ellas. Cuando experimentes el “yo no puedo estar sin….”, aquiétate y observa, mira qué pasaría si no pudieras tenerlo…., así es como inicias un proceso de liberación y sanación, así es cómo aprenderás lo que es crecer y lo que es generosidad.

    La fealdad de la indiferencia no es otra cosa que egoísmo. No la confundamos con el ejercicio de la neutralidad y del no juicio. Que consigamos dejar de afectarnos por los sucesos no significa que seamos indiferentes a ellos. Simplemente no nos hacen sufrir, lo que no impide el flujo de la compasión por el otro, que lejos de llevarnos a una falsa empatía, nos invita a acompañar y a creer en el otro, ver en él la maravilla que le habita.

Somos uno y lo que le ocurre al otro aunque no me afecte directamente, también repercute en mí, en el ambiente en el que me desarrollo, en la conexión que tarde o temprano, nos lleva los unos a los otros. Recuerda la Unidad que nos sostiene y la indiferencia tornará en compromiso.

    La maldad de lo que rechazamos, esa situación incómoda, esa persona insufrible, esa emoción irreprimible…, nuestra aversión muchas veces se destapa con reacciones desproporcionadas, con un “no lo soporto” o “me pone enfermo”… Cuando somos capaces de detectar el instante de debilidad en que nos desbaratamos y mirarlo de frente sin temor, preguntando con honestidad “para qué” me pongo así…, es como conseguiremos liberarnos de la pesada carga que nosotros mismos por no querer mirar, hemos arrastrado desde tiempo.

    Siendo consciente de la proyección y de la necesidad de compasión propia y ajena, comienzas a vivir en el Amor, en la Verdad: “Vive en el mundo sin ser del mundo”, el mundo no te toca, sólo te muestra lo que todavía no has aprendido a amar para que puedas seguir avanzando y creciendo en belleza, armonía y paz.