PACÍFICA-MENTE El Camino es la Meta 25 03 24

 

EL CAMINO ES LA META                                              25 de marzo de 2024

   

 UCDM es un entrenamiento que nos invita a viajar hacia adentro, a emprender un viaje de la mente al corazón, un trayecto sin distancia cuyo recorrido debe iniciarse en libertad y que requiere de nuestra total atención y de una firme e inquebrantable voluntad de crecimiento y transformación.

    “Cambia tu inclinación y mantenla” es el siguiente aforismo que Atysha propone y que revela la misma intención que UCDM: cambiar nuestra inclinación de la mente al corazón, del ser pensante y excesivamente racional, al ser sintiente e intuitivo que tras haber logrado un conocimiento y un dominio total de su psique, ya está capacitado para vivir desde el corazón, desde la frescura, la naturalidad, la espontaneidad y la sencillez. “De la mente al corazón, del pensar al sentir, de la lógica al Amor”

    Y es en el Amor donde podemos comenzar a Ser, a ser uno mismo, a ser sin ningún atisbo de miedo. Podrás estar en cualquier parte y cualquier parte será un buen lugar donde estar, cualquier circunstancia externa estará bien, todo será bienvenido, disfrutado y elevado a ofrenda porque te ofrecerás al servicio de lo que acontezca, para el bien de todo y de todos. Y de repente, un día comprobarás que has pasado del pensar, al sentir, del sentir al ser y por fin del ser al no-ser, has desaparecido, ya no eres nadie pero lo eres TODO. En esa experiencia metafísica de Unidad sin fin, la certeza de la eternidad será indefinida, para siempre.

    Pero mantener la inclinación es un esfuerzo, un proceso a través del cual tendrás que abandonar viejos hábitos que ya no te pertenecen, eliminar aquellas creencias y costumbres que entorpecen tu regreso al Ser. Es por eso que el siguiente aforismo nos dice: “No discutas defectos”, porque a veces nos enfocamos en los errores y los magnificamos, les damos una importancia que no merecen y no entendemos que sólo con poner conciencia sobre ellos, con reconocerlos y entender que su fuente es falsa, ya es suficiente para que pierdan fuerza.

    Y a éste le sigue otro parecido: “No pienses en nada que sea asunto de los demás” porque si valoras tu tiempo y tu energía no querrás invertirlos en lugares que no le corresponden, así que: “Adiéstrate primero contra la mayor mácula”.

    George Gurdieff, místico que dio a conocer las enseñanzas de “El cuarto camino”, -doctrina metafísica que lejos de exigir la retirada del mundo, apuesta por el contacto con la vida ordinaria y que, careciendo de un estándar definido, se halla y conforma a través de la experiencia individual-, decía a sus discípulos: “Averigua cuál es tu mayor extravío, tu característica central de inconsciencia”, que vienes a ser lo mismo que adiestrarse contra la mayor mácula...

    Extravío, mácula, desviación, pecado, vicio, pasión, error…., llámalo como quieras, pero todos tenemos un “talón de Aquiles”, un defecto que nos lleva de inmediato a nuestra oscuridad y cuya identificación nos va a permitir sacarlo del inconsciente y sanarlo a la luz de una toma activa de conciencia. (Un instrumento muy efectivo para realizar este proceso es el eneagrama. Pero no olvidemos que por caer más en una pasión, no estamos exentos de las otras).

    La toma de conciencia no es pasarnos al lado opuesto y caer en un movimiento pendular indefinido de apegos y rechazos, sino iluminar y trascender hacia una ecuanimidad que neutraliza y elimina la necesidad de tiempo porque ya has aprendido el camino recto o del medio.

    Eso sí, “Abandona toda esperanza de resultados”, que tu esfuerzo no dependa de la ganancia que obtengas, que te mantengas en el camino porque ya el camino en sí, es íntimamente satisfactorio y feliz. Los grandes místicos nos enseñan que “la iluminación es un estado mental sin metas”.

    En realidad el proceso espiritual es una voluntad libre e íntima de conocerte mejor y de ese modo, descubrir tu identidad y tu función. Y sólo tu decides cuando comienzas este peregrinaje hacia lo desconocido. Sólo te corresponde confiar porque no puedes conocer la meta ni el final, sólo rendirte a lo que es, renunciando a tus impulsos de apego y aversión y sólo entonces, cuando menos te lo esperes, lograrás ese estado luminoso de conciencia más allá de este mundo, el Despertar al Ser de Amor que todos somos.