PACÍFICA-MENTE Servicio 08 03 21

 

SERVICIO                                                                  8 de marzo de 2021

    En el encuentro anterior finalizamos con una frase que dice “Quién no vive para servir, no sirve para vivir”, cuya autoría se atribuye a Teresa de Calcuta y Tagore entre otros. Se trata de una afirmación muy profunda que nos indica de forma contundente que la vida es servicio, que nuestra existencia tiene un propósito muy definido.

    Como todo en este mundo, esta premisa requiere de una indagación amorosa que la mantenga a salvo del miedo, del pensamiento del ego que lejos de armonizar las relaciones, las manipula a su antojo y las desequilibra, alejándolas del amor que en ellas debe reinar.

    No confundamos servicio con servilismo, no caigamos en la candidez del sacrificio que lo entrega todo a unos para negarlo a otros, o en la soberbia de una caridad que lejos de igualarnos, nos sitúa en diferentes niveles. También es posible que al hablar de servicio nos surja la idea de humildad, que para algunos es humillación y por tanto, les produce rechazo.

    El atributo del Amor es la incondicionalidad y por tanto, la libertad. Si yo no me siento libre para elegir qué servicio quiero prestar, donde lo desempeñaré y a quién lo ofreceré…., entonces el espíritu de esa generosidad, al ser impuesta, se pierde irremediablemente y de ser una actividad fuente de alegría y salud, pasa a ser una carga insoportable.

    Sentirme coaccionada porque “sólo los buenos y obedientes van al cielo” no es el camino que me llevará a desempeñar mi función natural de Amar y expresar ese amor a través de mis talentos naturales y capacidades aprendidas. Es mi propia conciencia en absoluta libertad, la que sentirá o no ese impulso vital de ofrecer aquello que pueda ser de utilidad.

    ”Lo que hace tu mano izquierda, no lo sepa la derecha” Desplegar y ofrecer la maravilla que llevas dentro “cuando nadie te ve”, sin necesidad de esperar nada a cambio, es un tesoro que se llama humildad y que da sentido a tu desempeño.

    La caridad no presume, ni pretende vanidades. Alardear de lo que uno hace es reflejo de una carencia interna que necesita la aprobación de los demás y que en realidad, pierde toda autenticidad, pues es una generosidad condicionada al aplauso ajeno, y donde hay condiciones, no hay Amor, sólo interés.

    Prestar servicio no es humillarse, ni rebajarse, ni perder el amor propio. Por el contrario, ser útil a otra persona es motivo de regocijo y orgullo, nos proporciona satisfacción y sensación de plenitud, porque lo que das, te lo das y no hay mayor recompensa que sentirse bien porque has podido ayudar, contribuir, compensar…, etc.

    En realidad no importa cual es esa actividad a la que vas a dedicar tu vida, o qué utilidad vas a aportar al mundo, lo esencial y valioso reside en tu actitud en el momento en que desarrolles tu función. ¿Vas a estar presente, atento o estarás pensando en otras cosas? ¿Habrá ternura en tus gestos o tu comportamiento será tosco o grosero? ¿Serás Amor en movimiento? ¿Tu generosidad será desinteresada? Al final es tu actitud la que marcará la diferencia.

    Como decía el proverbio hebreo “Que tus abrazos, abracen; que tus besos, besen”, que tu dedicación sea absoluta, que cada movimiento refleje de forma fidedigna lo que eres. Que seas fiel a tu naturaleza y no te conformes con aquello que ya fue establecido por otros cuyo camino no es el tuyo.

    Decide la forma en que vas a vivir y servir. Que actives la mejor versión de ti mismo y la expreses sin miedo. Que seas “Verbo”, que seas siendo: Amor al servicio del Amor.

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