PACÍFICA-MENTE Desinterés y buen genio 15 06 21

 

DESINTERÉS Y BUEN GENIO                                  14 de junio de 2021



Seguimos indagando sobre la naturaleza del Amor. El Amor es indefinible, en realidad es innombrable y sin embargo, desde nuestra limitada y alejada posición respecto a la Unidad, deseamos regresar a su abrazo procurando integrar en nuestra vida su espíritu y su extraordinario poder.


DESINTERÉS Uno de los atributos más evidentes es el desinterés. El amor es desinteresado, “no busca lo suyo”, ignora y renuncia sus derechos, se olvida de sí mismo y es así como en realidad, se encuentra a sí mismo. El amor es incondicional, no pide nada a cambio, no exige contraprestaciones, no discrimina merecimientos. Sólo expresa y manifiesta su grandeza:


“¿Y tú buscas para ti grandezas?” (Jeremías 45.5). Esta es la pregunta que hace el profeta. La respuesta es: “No las busques”. ¿Por qué? Porque la única grandeza es el amor sin egoísmo.


La abnegación, para ser auténtica, debe ser validada por el Amor. La que procede del miedo: servilismo, sacrificio…., etc busca algo para sí y por tanto, no es verdadera. La abnegación real es una elección desde la fortaleza y la plenitud. Eliges por voluntad propia, el deseo a la renuncia, frente a esos otros deseos de los que ahora sientes, que puedes prescindir. Porque desde el Amor, en realidad sabes que no estás renunciando a nada.


Sabes que dar es lo mismo que recibir e incluso te identificas como nunca con la siguiente afirmación: “Más bienaventurado es [más felicidad hay en] dar que recibir” (Hechos 20.35).


BUEN GENIO “El Amor (…)no se irrita”. Drummond hace hincapié en un aspecto que en realidad, la mayoría no considera problemático, sino sólo como una peculiaridad trivial del carácter de algunas personas.


Tener mal carácter, o mal genio, ser un gruñón y mostrar un temperamento agrio o colérico, no suele considerarse como una falta de Amor y sin embargo, causa múltiples perjuicios.


En realidad, la exhibición de ese tipo de talante puede acarrear mucha confusión y producir mucha destrucción. Igual que el fuego puede llegar a arrasar miles de hectáreas de bosque, el mal genio genera desolación y pesadumbre.


Henry Drummond saca a colación la parábola del hijo pródigo para analizar la conducta del hermano mayor, que se disgusta y enfada porque su padre celebra el regreso del pequeño, pero tenemos que ir más allá de una situación concreta, es importante no perder la perspectiva de que hay muchas personas que se han instalado en esa forma de relacionarse con los demás y que, sin darse cuenta, se van aislando poco a poco, pues nadie quiere estar a su lado.


Las causas del mal genio no son más que ausencia de disposición para el Amor: no hay generosidad, ni cortesía, no hay humildad, ni amabilidad, ni siquiera paciencia. Hay juicio y culpa, celos, enojo, orgullo, crueldad, irritación, terquedad y mal humor, es decir mucha oscuridad y podredumbre.


Modificar ese talante pasa por darse cuenta del mismo y a partir de ahí, comenzar a replantearse los pensamientos, las ideas, los patrones inconscientes que nos llaman a un comportamiento desmesurado e irracional. Desterrar creencias que confunden fortaleza con mal genio y agresividad; o debilidad con dulzura. Se trata de aprender a ser más flexibles y tiernos, disminuyendo la propensión a la susceptibilidad y al ataque.


En realidad, el mal carácter lo que revela es una gran fragilidad, sólo es un escudo para quienes se sienten vulnerables ante lo que les depara la vida. Cuando entiendes que todo lo que aparece en tu vida ha surgido de ti mismo, entonces no es necesario defenderte ni refugiarte en tus malos modos, sólo vivir con ello sabiéndote sostenido por la fortaleza del Amor.

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