PACÍFICA-MENTE Cuestión De-Mente 18 10 21

 

CUESTIÓN “DE-MENTE”                                      18 de octubre de 2021

    Para la libertad es necesaria la asunción de una responsabilidad total y este proceso pasa por lo más complejo y a la vez más sencillo, un cambio de mentalidad. Se trata al fin, de una cuestión “de mente”, una cuestión que a pesar de lo que hemos creído, no es una “locura” y que no sólo es posible, sino que además sólo depende de nosotros mismos.

    Ahora ha llegado el momento de comprender y darnos cuenta de que las circunstancias de nuestra vida, el entorno que nos rodea, la familia a la que pertenecemos…., no justifica nuestra inercia a la culpa y al victimismo, al conflicto y a la limitación.

    Vivimos en un mundo dual, de polaridades y opuestos, de contrastes y de continuo cambio. No todos vivimos en las mismas condiciones pero pensar que estamos acotados por ellas es como continuar en la Edad Media, donde no había posibilidad de mejorar el futuro de las personas, condenadas a pertenecer a una determinada escala social.

    Para justificar lo mal que nos van las cosas hay una frase muy popular del gran filósofo Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia”, que ha sido tergiversada al haber seccionado la mitad de la frase, la cual en realidad dice:

“Yo soy yo y mi circunstancia,

y si no la salvo a ella no me salvo yo”

    En la palabra “salvar” se haya la clave que marca la diferencia entre una actitud pasiva y resignada a vivir sometida a unas condiciones determinadas, y una actitud activa que asume la situación y a partir de ahí decide por sí misma “salvarse” “salvando” su circunstancia.

    “Salvar” en un ámbito espiritual se puede asimilar a la palabra “sanar”. La sanación opera cuando somos capaces de bendecirlo todo, sin juzgarlo, aprendiendo a estar por encima del conflicto y desde esa nueva perspectiva, poder reconducirlo a nuestro favor.

    Esta reparación curativa consiste en evitar la condena y el juicio porque ahí es donde comienza la maestría de vida, la sabiduría que nos permite situarnos en una esfera en la que nosotros decidimos el significado de todas las cosas. Este proceso también pasar por un cambio en nuestra escala de valores, dando prioridad a nuestro bienestar y felicidad, por encima de la necesidad de que todo esté conforme a nuestro criterio.

    Para propiciar un estado mental neutro y pacífico es necesario que seamos conscientes del movimiento continuo de nuestros pensamientos y por tanto, de los sentimientos que de ellos van surgiendo. Es preciso trasladar nuestra atención de lo externo a lo interno es decir, no estoy tanto en lo que percibo en el otro, sino es lo que ello me hace sentir y las respuestas que me provoca.

    Dicen que el buscador es lo buscado, que en realidad ese tópico de “encontrarse a uno mismo” es el viaje al que todos estamos llamados. Sólo las personas que se desconocen, que se ignoran a sí mismas, insisten en los conflictos, viven en el apego y rechazo continuos, están sujetas como si de grilletes se trataran al juego de la atracción y la repulsa, negándose la oportunidad de reconciliar opuestos y trascender un mundo cuyo origen no fue otro que la separación de lo que se es, la ignorancia de lo que se es.

    La única forma de hallar paz en un mundo de conflicto es retirar el valor a aquello que no lo tiene, renunciando a lo que en realidad no es nada. Algunas corrientes espirituales consideran que esta renuncia pasa por aislarse y “clausurar” todo contacto con el exterior.

    “Estar” en el mundo y no “ser” del mundo es posible sin necesidad de ese enclaustramiento. La renuncia real es a las propias percepciones y juicios, es una entrega confiada al presente y a lo que éste me revela; es una unidad que se relaciona consigo misma desde el Amor y la total despreocupación por los resultados si bien un día fueron ambicionados, ahora son soltados a cambio de una paz que nunca fue de este mundo.