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COMPRENSIÓN 2ª PARTE                                                                  8 de noviembre de 2021

Mi relación con los demás cambiará radicalmente si en el otro me veo a mí mismo o a alguien ajeno cuyos intereses contrarios o comunes, es lo mismo, nos causarán conflictos a ambos y entre ambos. La satisfacción con nuestro entorno variará radicalmente en función de cómo percibimos al otro, de ahí la importancia y la urgencia de aprender la necesidad del respeto y la tolerancia, de algo tan simple y a la vez tan imposible para nuestro ego, como el no juicio.

    Si en vez de juzgar el mundo según el momento vital que estamos atravesando y nos planteáramos que en definitiva, lo que vemos es un reflejo de lo que llevamos dentro, recuperaríamos el poder de transformar aquello que no nos conviene y que nos aleja de aquello que somos.

    Lejos de lo que en un primer momento nos puede parecer, la proyección nos aporta una idea que habla de empoderamiento y fortaleza, de la capacidad que todos tenemos para observar LO QUE ES y decidir qué vamos a hacer al respeto. Si vamos a actuar compensando y reequilibrando o si guiados por el miedo, vamos a aumentar la confusión y el caos.

    Según Sesha “La comprensión nos enseña que vale más la vida que su ausencia. La comprensión es el faro que ilumina la naturaleza de todo conflicto”. Para conocernos mejor debemos observar nuestros pensamientos: programas mentales, inercias e ideas fijas nunca cuestionadas que quizás, han dejado de funcionar.

    Esa observación o seguimiento requiere de una alerta extraordinaria. Es así como poco a poco vamos cobrando mayor consciencia de nuestras motivaciones íntimas y prácticamente ocultas. Es así como vamos acercándonos al núcleo de nuestro ser y como consecuencia, nos acercamos también a los otros.

    La comprensión es claridad en nuestra mente, una mente abierta cuya realización no tiene fin y en la que, cuanto más se profundiza, más quietud y serenidad hallamos. Es de ese modo, que podemos alcanzar la maestría necesaria para sentirnos verdaderamente libres.

    Formamos parte de la Unidad, somos fragmentos de un mismo Ser experimentando lo contrario a lo que son. Hemos fabricado un mundo de dualidad en continua oposición y es allí, donde se despliegan esos contrastes, el lugar idóneo, el punto de partida para recordar y aprender a discernir lo que en realidad, merecemos y merece nuestra atención. Comprender esta dinámica es comenzar a vivir de forma consciente y responsable.

ÉL ESTÁ ENTRE NOSOTROS - Cuento Zen para reflexionar sobre nuestra identidad- Anónimo

Existió un monasterio budista que antaño gozó de un gran esplendor pero con el paso del tiempo había entrado en decadencia. El abad que lo dirigía estaba profundamente preocupado. Veía que los monjes cada vez eran más descuidados y laxos en su actividad, por lo que muchos de los principiantes que llegaban desertaban a otros centros donde sí se observaban los principios budistas.

El abad decidió emprender un viaje y pedir ayuda a un sabio que vivía retirado. Cuando por fin se encontró frente a él, le contó lo mucho que deseaba que su monasterio volviera a ser el retiro floreciente que había sido en tiempos pasados.

El sabio le miró a los ojos y dijo: «La razón por la que tu monasterio ha languidecido es que Buda está viviendo de incógnito entre vosotros y no lo habéis honrado debidamente.»

El abad no podía creerlo. ¡El propio Buda residía en su monasterio! ¿Quién podría ser? ¿El Hermano Hua?… No, él era demasiado holgazán. ¿El Hermano Po?… Tampoco, siempre estaba irascible y malhumorado… Y de pronto se percató. ¡Claro! El sabio dijo que Buda se había disfrazado y qué mejor disfraz que ocultarse bajo una capa de pereza o de mal humor.

Cuando por fin reunió a los monjes y les reveló las palabras del sabio, todos se sorprendieron. Al momento comenzaron a mirarse unos a otros con recelo y temor. ¿Quién de ellos sería? El disfraz era perfecto.

Así pues, cada monje empezó a tratar a los demás con el respeto que se le debía a Buda. Él estaba entre ellos, cualquiera podía serlo y nadie quería deshonrarle. En poco tiempo el monasterio volvió a conocer la gloria y los monjes adquirieron ese brillo interior que en otro tiempo provocó tanta admiración.