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CREATIVIDAD                                                    15 de noviembre de 2021

    En diversas ocasiones nos hemos dado cuenta de que estar en un lugar, o en determinado estado mental, no significa que seamos de ese lugar o que ese estado mental nos defina. No es lo mismo estar que ser: yo no soy mi tristeza, ni mi alegría, no soy la pereza ni la buena voluntad, mi identidad se encuentra más allá del diverso abanico de posibilidades que se presentan en mi vida.

    Nuestra libertad consiste precisamente en que podemos decidir no identificarnos con nuestras ideas y pensamientos. Tener presente que no somos nuestra cultura, ni nuestra sociedad, ni lo que ya está preestablecido. Nada está escrito y siempre podemos tomar la decisión de innovar y dejar de imitar a nuestros predecesores.

    Cuestionar es una actividad saludable, nos invita a explorar nuevas formas de abordar los retos que inevitablemente se van a presentar y además es la única forma posible a través de la cual evolucionamos como individuos y con nosotros, la sociedad y el mundo en que vivimos.

    Sesha, en su libro “Tras las huellas del saber”, nos recomienda: “Vean el mundo como algo que está naciendo; el mundo está apareciendo a cada instante. El mundo no está viniendo, ni se está yendo; el mundo es todo presente. Supongan que en cualquier instante mueren y vivan siempre con la intensidad del último vestigio de lo percibido.” Sesha

    Este consejo enlaza perfectamente con la idea de que el mundo no es algo objetivo, igual para todos, sino que depende de quién lo perciba. El modo en que abordes tu existencia marcará tu existencia misma y unos de los factores que influyen poderosamente sobre esa calidad de vida, es tu presencia, tu capacidad para estar en el aquí y ahora como el proverbio zen que nos dice: “Cuando como, como; cuando duermo, duermo”.

    Esa concentración y equilibrio son el hábitat más propicio para la creatividad, para salir de los senderos trazados y comenzar a desenvolvernos tal y como nos sentimos llamados a hacerlo, sin presiones, ni expectativas ajenas, sólo dejándonos llevar por nuestro guía interior.

    La verdadera libertad es una revolución íntima que implica cierta rebeldía hacia lo establecido que no es falta de respeto ni imposición de las propias ideas, sino simplemente, abandonar una actitud imitativa que nos aleja del exámen y la indagación que de forma sana todos deberíamos emprender en relación con todo aquello que nos inquiete o interese.

    El mundo es moldeable, se adaptará a aquello que nosotros decidamos percibir. No estamos obligados a sumarnos a la visión de la mayoría, la autoridad ya no procede del exterior sino de nuestras decisiones individuales que al sumarse a las de los demás, va transformando la sociedad y sus costumbres.

    Ser creativo no es algo reservado a los artistas, los bohemios y los poetas, es una facultad que todos albergamos y que podemos desarrollar cuando dejamos de aferrarnos a lo establecido, en muchas ocasiones, impuesto. Si honrar a nuestros ancestros fuera seguir fielmente sus métodos, hábitos y creencias, la humanidad no hubiera avanzado, aunque en realidad, en términos espirituales, prácticamente seguimos en la prehistoria.

    No hemos sabido aplicar la sabiduría de nuestros antepasados en relación a la mejora de nuestra gestión emocional, a la aplicación de recursos que gratuitos e inagotables, se han despreciado a cambio de una concepción materialista y egóica de nuestra historia.

    Seguimos sufriendo y siendo esclavos de unas mentes que se niegan a tomar las riendas de su vida, a responsabilizarse de sus sentimientos y pensamientos, incluso de sus acciones. Seguimos creyendo firmemente en la culpa y el castigo, en el juicio y la condena. Nos olvidamos de la importancia de la compasión y la tolerancia, en definitiva del Amor.

    Hemos confundido la fortaleza con la violencia y la paz con debilidad, y hasta que no nos planteemos seriamente que los paradigmas a los que nos llevamos aferrando siglos deben ser transformados desde el interior de cada uno, no podremos aspirar a ese Cielo que nos pertenece y al que todos estamos llamados.