PACÍFICA-MENTE Inmersión e Inversión 10 06 24
INMERSIÓN E INVERSIÓN 10 de junio de 2024
El sutra sobre “Meditar sobre objetos específicos” sigue con la siguiente recomendación: “No debes preocuparte por otros factores”, y es que alcanzar una actitud meditativa estable, un estado de ser sereno y pacífico sólo será posible en la intensidad de tu ejercicio.
Ver el Amor en todas las cosas pasa por un proceso depurativo y sanador que valiente, se enfrenta todas aquellas sensaciones falsas o negativas que te alejan de tu verdadera identidad. Al igual que en fisioterapia se incide sobre las zonas donde hay dolor, en la meditación hay que hacer lo mismo. “No debes preocuparte por otros factores”
Y Atisha añade “Aplícate a los asuntos importantes”. Tienes un caudal de energía que se verá incrementado cuando comiences a enfocarte en lo que realmente importa, cuando renuncies a pretensiones que no perdurables, representan una riqueza efímera no comparable con aquella que aumenta tu conciencia, tus atributos amorosos, tu valía espiritual más allá del mundo.
Ordenar tus prioridades es esencial cuando vives en un mundo donde es más importante tener razón que ser feliz. Sólo una seria inmersión en tu interior podrá lograr esa inversión de pensamiento que trastocará todo aquello a lo que te has sometido hasta ahora.
Tu individualidad comenzará a resurgir cuando tu personalidad o personaje se vaya liberando de todo aquello que no le representa y es entonces, cuando te darás cuenta de que ya no eres alguien complaciente y fácil, alguien manejable y sumiso, sino un ser libre, independiente y no manipulable, que ya no se distrae con facilidad.
La meditación ha logrado que tu mente sólo se adhiera a los pensamientos alineados con la Realidad que eres. La mente no se ha quedado en blanco, sino que ha eliminado aquello que le producía miedo y perturbación y ha dejado sitio para que los pensamientos que te regresan a la paz y a la cordura, a la armonía con tu naturaleza luminosa y espiritual, puedan desarrollarse en completa libertad.
De esta forma es como comienzas a experimentar nuevas emociones de alta vibración, nuevos sentimientos al servicio primero de tu bienestar y por ende, del de los demás. Así comienza una apertura de corazón a través de la cual adquieres una espontaneidad, una naturalidad por la cual ya no te detienes tanto en los pensamientos, sino que sientes desde el corazón y actuas desde el Ser, desde la presencia del aquí y ahora.
El pasado es mente, y tú ya no te guías por la mente, sino por lo que el momento presente está desplegando, sin ataduras, ni condicionamientos. Así que sigue el sutra: “No hagas las cosas al revés”, y esto incluye que para aprender a amar, empieza por ti mismo , no por los demás. Para llegar al atruismo es necesario el egoismo, pues lo que no te das no lo podrás entregar, no puedes reconocer en los demás lo que no has reconocido en ti primero. Si no estás a tu favor no podrás estar a favor de los demás. Respeta tanto tu naturaleza interna como la externa, no vayas en contra de lo que te sustenta, porque eso es contaminación, eso es un atentado a la ecología de tu ser y eso es lo que estamos haciendo con nuestro planeta.
En esta actitud de “invertir” tu forma de pensar, sentir y hacer hay otro consejo a seguir: “No vaciles” y se fiel al compromiso contigo mismo y con la vida que mereces, no temas equivocarte porque en el error es donde está la enseñanza y sigue diciendo “Adiéstrate en un modo de desconexión”, que simplemente es adquirir la destreza de sustraerte de lo externo para regresar a tu interior.
En realidad es un desconectar para conectar, es un observar para abstenerte de intervenir, es un prestar atención para dilucidar si perteneces o no perteneces a eso que está aconteciendo, si le vas a prestar tu energía o se la vas a retirar para de este modo, enfocarla en el lugar donde ésta se va a ver fortalecida. Así es como se inicia un proceso de desidentificación para regresar al estado de consciencia que siempre fuiste.
Ahora sabes que no eres mente, ni cuerpo, ahora es posible Ser consciencia y vivir en un estado inefable que algunos llaman samadhi.
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