PACÍFICA-MENTE Los Pequeños Brotes 25 11 24
LOS PEQUEÑOS BROTES 25 de noviembre de 2024
«Si quieres paz, busca cambiarte a ti mismo, no a los demás. Es más fácil proteger tus pies con pantuflas que alfombrar toda la tierra.»
Anthony de Mello
Estamos empezando a darnos cuenta que para crecer sanos y fuertes debemos atender a la raíz. Esto significa que hemos de acudir a las causas que nos impiden ser y expresarnos tal y como somos en realidad. Nuestra misión es una vez detectadas, iniciar el proceso para des-hacerlas a la par que comenzamos a crear otras nuevas. Nuevas causas, nuevos efectos.
Hemos observado y por fin comprendido que toda causa se halla en nuestro interior, que el trabajo es hacia adentro y que las cosas Reales más allá de este mundo, comienzan con uno mismo. Decía Anthony de Mello que para conseguir la paz sólo es necesario “que te pongas las pantuflas”, es decir, que pongas los medios para que el terreno que pises no te hiera. Con las babuchas puestas podrás caminar seguro y ello te permitirá alimentar y conservar la paz, para que, finalmente, puedas extenderla.
Si individualmente proteges tu camino, si te fortaleces de forma que nada pueda hacerte daño ni te desvíe de tu propósito pacífico y amoroso, no estarás siendo egoísta, sino generoso porque el mundo necesita personas felices, que sepan ofrecer su calma y su alegría, que ofrezcan esperanza y caridad, que sean oferentes y no demandantes.
Somos Uno y en Unidad, lo que consigues para ti, lo consigues para todos. Que luego sigas viendo fuera el caos y la confusión no debe ser motivo de desánimo, pues ése no es sino el escenario donde debes ejercitar tu nuevas fortalezas: compasión, paciencia, esperanza, fe…, unos dones cuyos mensajes de belleza e inocencia tienen un poder que todavía no podemos imaginar.
Brotar es crecer, es ver nacer en ti nuevas formas de ser y estar. Para experimentar los primeros brotes de una vida más bella y luminosa, es necesario primero haber iniciado un proceso de apertura, y ello sólo será óptimo si se realiza desde la más completa y absoluta libertad. Aquello que no nace de ti, que no sale de ti, de tu verdadero sentir y autenticidad, no podrá llegar a florecer y mucho menos lograr fructificar correctamente.
Estos primeros brotes necesitarán muchos cuidados, deberás perseverar para no desistir en tu tarea de “ponerte las pantuflas”. Ahora caminarás siendo consciente de esos primeros dones que estás comenzando a utilizar y verás que cuanto más los utilizas, más atención les prestas, así es cómo crecen y crecen y van poco a poco conformando tu bello jardín interior, ocupando toda tu intención, ampliando y depurando una visión que rendida a la inocencia, se une al propósito de la Paz.
Ahora comienzas a ver lo cómodo que estás, incluso en “terrenos escabrosos”, ahora viajas más ligero de equipaje porque esos brotes aligeran tu carga mental y emocional, estás comenzando a soltar pensamientos gravosos y pesados y con ellos se van las emociones de baja frecuencia, los pequeños rencores, los odios, las expectativas…., los juicios….
Así es como tu “territorio mental” comienza a allanarse, a liberarse de los pedregales y las espinas. Un territorio donde sólo vas a cultivar buenos deseos, amabilidad y sonrisas, allí sólo habrá sitio para hermosas flores y arroyos de agua fresca y pura para calmar todas tus necesidades, para seguir nutriéndote de todo eso que te hace tanto bien, independientemente de cual sea el estado de las cosas que están ahí afuera.
No es necesario “alfombrar toda la tierra”, basta con alfombrar la tuya, con involucrarte y hacerte responsable de la creación de ese jardín paradisíaco en el que te vas a instalar y desde el que vas a invitar a los demás a reposar, a compartir, a disfrutar de esas pequeñas cosas que alimentan y confortan el alma.
Ya vimos que la unificación no implica a las personas que te rodean, sino sólo a ti, a que seas capaz de unirte al Ser de Amor que te habita y desde esa conexión, desplegar tu experiencia espacio-tiempo de un modo totalmente opuesto al que te habían enseñado y al que te habías acostumbrado. Ahora la coherencia y la naturalidad, el disfrute, la sencillez y la ligereza son tu compañía, van contigo a todas partes y te sostienen incluso en momentos de caos, sufrimiento u oscuridad. Enhorabuena, ahora comienzas a vivir “con las babuchas puestas”.
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