PACÍFICA-MENTE Integral y Saludable 17 02 25

 INTEGRAL Y SALUDABLE                                    17 de febrero de 2025

Se dice que ser íntegro es ser completo. La integridad es similar a la coherencia, se entiende que alguien posee esta cualidad cuando es capaz de poner en sintonía lo que piensa y predica, lo que predica y hace y además, no cede ante las imposiciones ajenas, sino que se mantiene “entero” ante la manipulación, la extorsión o cualquier tipo de condicionamiento.

Estamos ante una forma de ser muy libre, cuya resistencia que no oposición, a los embates externos está directamente relacionada con una personalidad muy segura de sí misma y con una alta y fortalecida autoestima. Todos desearíamos adquirir este tipo de virtud pero sabemos que no llega por casualidad, sino que depende completamente de un trabajo interior por el que te sabes a salvo, siempre amado y asistido, totalmente seguro a pesar de las inclemencias externas.   

Desde un punto de vista espiritual y aplicado al tema que comenzamos la semana pasada, en relación a ser capaz de descartar todas aquellas malas hierbas que nos producen por un lado apego y por otro rechazo, hoy os propongo explorar la integridad como un valor que además de requerir mucha valentía, consiste en abrazar todas esas experiencias que nos duelen tanto y que rechazamos con tanta vehemencia.

Hay muchas personas que por poner un ejemplo, se resisten muchísimo a hablar sobre la muerte. Esta palabra les produce un rechazo visceral que les impide conocer esta experiencia desde un lugar más amable y sobre todo, más natural y además, les produce un sufrimiento exacerbado cuando no les queda más remedio que enfrentarse a ella, ya sea la de un ser querido o la propia.

En algún sentido, hemos fabricado la falsa creencia de que si estoy en contacto con algo que no me gusta, corro peligro de ser tocado por ello. Si bien es verdad que nunca debemos enfocar nuestra mirada y atención en aquello que no nos gusta o simplemente, no nos beneficia, porque donde pones tu atención pones tu energía, tampoco tenemos que estar mirando hacia otro lado cuando la experiencia que llega a tu vida no te atrae, porque eso no va a hacer que por arte de magia desaparezca. 

Lo que se ha manifestado lo hace por una razón y esa razón es la que hay que dilucidar. Dejar de agobiarnos por el efecto y hacer un descanso para dilucidar las causas, eso forma parte del trabajo interior que tarde o temprano, vamos a tener que acometer. 

Decía Antonio Blay “La autorrealización es que la persona se viva plenamente, que sienta su realidad completa en una vida integrada.” Y nos dejó algunas pistas para que ello sea posible, atendiendo a las tres cualidades esencial del potencial del ser humano: la energía, la inteligencia y la afectividad. 

Nuestra energía, aunque a veces lo ignoremos, está siempre al servicio de esta experiencia llamada vida, todos poseemos voluntad e impulso, una capacidad combativa a través de la cual vamos ejerciendo aunque no seamos del todo conscientes de ello, aquello que nuestro espíritu anhela. 

También poseemos inteligencia, que abarca todas aquellas formas de conocer lo que nos conforma, habita y rodea: discernir, entender, comprender, analizar…., capacidades para ahondar en lo interno y en lo externo para no sólo hallar sentido, sino para atrevernos a crearlo.

 

Y la tercera faceta sería la afectividad, toda la gama que ofrece nuestro sentir biológico: todas las emociones que van surgiendo a lo largo del camino: alegría, miedo, tristeza, cordialidad, belleza, armonía…

    El reto consiste en sentirlas, expresarlas y aprender a utilizarlas para liberarnos, de forma que ellas no dominen nuestro estado mental, sino que simplemente sirvan para aportar una información que bien tratada, nos facilita pistas sobre la oscuridad y por tanto la luz que albergamos. Regresamos al ser íntegro y sanado, a una consciencia de Luz que se ilumina e ilumina, que generosamente ofrece su calidad y calidez.