PACÍFICA-MENTE La Vibración de las Peonías 02 06 25
LA VIBRACIÓN DE LAS PEONÍAS 2 de junio de 2025
Desde la espiritualidad, se considera la peonía como una flor que promueve la sanación emocional y el equilibrio interior, puesto que ayuda a liberar la energía negativa y a atraer las vibraciones positivas.
Las heridas emocionales más dolorosas son las que poseen un aspecto afectivo, las que nos llevaron a ignorar y derrotar nuestra identidad de amor y poder, frente a una sensación de abandono y soledad que se apoderó de nuestra mente y que en realidad, es completamente falsa.
Esas heridas generan un fuerte deseo de sentirnos amados y aceptados, el cual nos conduce directamente a batallas que nos alejan completamente de nuestra naturaleza de Amor y a una necesidad enfermiza de ser especiales que, lejos de calmar nuestra ansiedad, nos atrapa en un juego de competencia y conflicto sin fin.
Nos vemos inmersos en la necesidad de seducir y convencer, de conseguir todo aquello que creemos nos va a compensar y satisfacer esa carencia: comenzamos a acumular objetos, méritos, experiencias…, a coleccionar amistades especiales que no podemos compartir con nadie más, simulacros de amor que en realidad son transacciones por las que yo te quiero a cambio de, es decir, quiero en la medida en que soy querido.
Ahí ves que en realidad no quieres a las personas, sino el amor que crees que puedes obtener de ellas, lo que te hacen sentir. Y cuando esto falla, cuando no consigues aquello que estás persiguiendo de forma casi obsesiva, pasamos del amor al odio, al resentimiento y la acritud, regresamos al punto de partida donde nos sentimos de nuevo solos y abandonados.
Toda nuestra seguridad y bienestar están a merced del otro, nos hemos autosaboteado y puesto en una situación de dependencia y falta de autoestima y afán de posesividad por la que no valgo por mí misma, sino a través de lo que el otro me ofrece.
Dice Antonio Blay: “El amor real consiste en querer el bien del otro; no en querer que el otro me esté dando mi bien”, así es cómo nos damos cuenta que muchas veces no lloramos porque el otro se fue, sino por la ausencia que he de afrontar a partir de ahora, lloro por mí.
La necesidad de sentir que todo está bien, de que somos capaces de gestionar todos esos aspectos “contaminados” por la ignorancia de lo que somos, nos lleva a lo que en UCDM se llama especialismo, un deseo a través del cual pretendo hacerme fuerte que el otro a través de la comparación, del juicio.
Cuando niego el valor de los demás, me afirmo. Creo que lo que hace inferior al otro, me hace superior a mi, y viceversa. Así es como el ego asume una función que si en principio, parece calmar y empoderarse, en realidad lo debilita y lo sitúa en un escenario de conflicto inevitable.
Aquello que nos condiciona y limita nuestros potenciales, nos gana la partida con la estratagema del deseo de ser especial, la cual lejos de regresarnos a nuestra verdad interior, nos aleja todavía más del Amor que somos y nos instala en el miedo, en el conflicto y la comparativa. Nos lleva a buscar seguridad donde sólo hallamos desesperación y aislamiento, ya sea porque nos sometemos a los demás, nos resistimos a ellos o como tercera vía, nos escapamos evitando la relación, tal y como ya vimos.
Huyendo de la falsa identificación que se nos ha impuesto, lo que hacemos una vez insertados en el modelo, es crear más falsedad, más negatividad, más confusión. Estamos añadiendo matices al personaje para que pueda alcanzar ese “yo ideal”, un proyecto de futuro que está negando lo que ya eres. Y despertar y sanar a lo que eres, no pasa por acumular, sino al contrario, pasa por deshacer lo que no te pertenece e ir a lo esencial en ti.
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