SENDEROS DE LUZ (La Senda del Unicornio 06 05 20)


SENDEROS DE LUZ

          El Pacifica-Mente del día 4 de mayo estuvo inspirado en una conferencia impartida por el Dr. Mario Alonso Puig. Se trata de un pequeño tramo de 20 minutos en el que este médico nos recuerda que en nuestro interior tenemos una abundancia que se nos ha pasado desapercibida. La compara con una esmeralda en el bolsillo de un mendigo que ignorante de su tesoro, vive en la pobreza. El nos anima a meter la mano en el bolsillo, que es lo mismo que mirar para adentro, y descubrir el poder y la riqueza que todo corazón posee. Cuando corazón y mente se unen y se alinean con los pensamientos de Amor de su fuente creadora, son capaces de crear un estado emocional que en el plano físico se traduce en bienestar y salud.

Pero está claro que rebuscar en nuestro interior requiere de mucha valentía. Se trata de iniciar un viaje que no posee distancia, que no requiere alejarnos de donde estamos, ni coger un avión para viajar a un lejano país, un viaje hacia los adentros de nuestro ser que no está exento de obstáculos, de esas sombras que según el psiquiatra Carl Jung debemos afrontar para conocernos mejor y salir de la zona de seguridad en la que nos sentimos a salvo. Y es que en realidad, lejos de ser un lugar confortable, no es más que una jaula de pensamientos gobernados por el miedo, que nos limitan e impiden desarrollar nuestro potencial más auténtico.
El Dr. Alonso Puig nos habla de la homeóstasis, que es la capacidad de todo organismo vivo de autorregularse y equilibrarse cuando se ve amenazado o invadido por agentes externos. Se trata de una inteligencia natural que nuestro cuerpo posee sin que seamos conscientes de ella, una sabiduría por la que por sí mismo el cuerpo se estabiliza y recupera su armonía.
No sé si se trata del mismo proceso, pero yo particularmente, veo una similitud por ejemplo, con el desarrollo de un feto en el vientre materno, totalmente independiente de la voluntad de su madre, la autorregeneración de nuestros tejidos cuando se nos cura una herida, o la capacidad de la naturaleza para renovarse y renacer tras un incendio, o una inundación…
Da la impresión de que estos procesos están gobernados por una inteligencia, una energía sanadora que está a favor de la vida, del crecimiento y la curación.
Si acudimos al significado etimológico de la palabra homeóstasis, vemos que  viene a hablarnos de estabilidad. Esa estabilidad que si trasladamos al plano emocional bien podría asimilarse a lo que conocemos como ecuanimidad, un estado que si cultivamos, nos ayudará a compensar y equilibrar aquellas situaciones adversas que se manifiestan a lo largo de nuestra vida.
El Dr. Alonso Puig afirma que esta capacidad de nuestro cuerpo para equilibrarse puede verse alterada cuando vivimos asustados, amenazados o nos sentimos incompetentes. Todas estas emociones proceden del miedo y para compensar el miedo, no hay nada mejor que el Amor. Esta afirmación apunta a la idea de que nuestro estado emocional incide directamente en nuestro estado físico y a mí me hace pensar que si el cuerpo alberga esa extraordinaria capacidad para restablecerse, la mente no va a ser menos, no puede quedarse atrás.
La resiliencia, como capacidad para superar traumas, sería lo más parecido a la homeóstasis física, pues a través de esta capacidad descubrimos que poseemos mecanismos a nivel de pensamiento que nos ayudan a ver las cosas de otro modo y a afrontar las dificultades no añadiendo más dificultad, no echando más leña al fuego, sino aportando precisamente lo que faltaría en esa adversidad determinada. Por ejemplo, abstenerse de responder con violencia ya sea verbal o física, ante esa misma violencia, procurando poner comprensión donde hay confusión, alentando seguridad donde vemos desconfianza, es decir, compensando, estabilizando lo que percibimos, aportando precisamente lo contrario. Si te enfadas conmigo y yo respondo con más enfado, el conflicto se perpetúa pero si trato de comprender, de no juzgar, de no tomarme esa afrenta como algo personal, ya estoy dando un paso para la reconciliación y la armonía.
Esto inevitablemente me recuerda a la oración de San Francisco, así que me despido con ella. Espero que os sirva y os haga reflexionar sobre el papel que queremos desempeñar ante la confusión, el caos, la incomprensión o el miedo. Hasta pronto.
OhSeñor, hazme un instrumento de TPaz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el   Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.


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