SENDEROS DE LUZ (La Senda del Unicornio - 13 05 20)


SENDEROS DE LUZ

        En el Pacíficamente de este lunes día 11 recordé los días rojos de Holly en Desayuno con diamantes, esos días en los que la vida asusta, donde el miedo atrapa el corazón y buscas refugio y consuelo en algún lugar que te de seguridad. Para Holly ese lugar era Tiffany, la famosa joyería. Frente a su escaparate ella conseguía apaciguarse, alcanzar la serenidad necesaria para afrontar el temor y la incertidumbre.

        Buscar la paz interior a través de una visión externa, o de un lugar que nos sugiera seguridad, puede ser un remedio puntual pero nunca duradero. Dijo Buda que no hay mayor felicidad que la paz interior, esa es la verdadera joya a contemplar, ese es el gran tesoro que hemos olvidado, esa es la Luz que podemos ofrecer en estos tiempos revueltos y turbios.

        Comenzamos una nueva etapa y se avecinan situaciones para las que nadie nos ha preparado. Podemos sin querer, violentar a otras personas con nuestra actitud excesivamente relajada o puede ocurrir al contrario, que seamos nosotros quienes nos podamos sentir en algún momento, amenazados o asustados porque alguien no ha respetado la distancia, o no lleva mascarilla…, o mil cosas.

       Las emociones van a estar ahí, no tratemos de negarlas o esconderlas, la cuestión no es esa, sino que voy a hacer con ellas y como explica muy bien Alberto López en una de sus canalizaciones, no están importante qué decisión tomaré sino desde donde la tomaré.

       Cuando decido desde el Amor, actúo acertadamente: bendigo, comprendo, soy paciente y amorosa, cuando reacciono con miedo, estoy asustada y lo más probable es que grite, maldiga, incluso desprecie a la persona que se presenta hostil y amenazante. Desde el Amor hay prudencia, respeto y tolerancia, sin embargo desde el miedo, me esclavizo y me alejo de aquello que me sostiene y me mantiene fuerte, segura e invulnerable.

       Nuestro pensamiento debe mantenerse despejado, las nubes de la preocupación debe ser sustituidas por una confianza total en la vida, que al contrario de lo que pueda parecer, no se traduce en irresponsabilidad y descuido, porque podemos confiar y no por ello, despreciar las medidas de seguridad y mantener el debido cuidado y respeto hacia las demás personas. Podemos prevenir y ser cautos y mantener la confianza. Confiar es simplemente, saber que haces todo lo necesario para mantener o conseguir un determinado objetivo y que gracias a ese actuar, puedes estar tranquilo y relajado porque tú ya estás contribuyendo a ello, independientemente de lo que hagan los demás.

      No podemos gobernar el comportamiento ajeno pero sí podemos aprender a gobernar nuestra mente y tomar las decisiones correctas que nos alejen de emociones negativas que perjudican gravemente nuestro bienestar no sólo emocional, sino físico. Sabemos que vivir con miedo baja las defensas, así es como el sistema inmunitario se deprime. Está claro que no podemos controlar al cien por cien lo que nos pueda suceder, sólo podemos confiar, permitir, agradecer y bendecirlo todo, sin etiquetarlo, comprendiendo que aquello que estoy viviendo forma parte de un plan de aprendizaje diseñado a mi favor, no en mi contra.

     La serenidad es salud. Según Ramiro Calle en su obra “El libro de la serenidad” nos presenta una colección de cuentos breves a través de los cuales nos explica en qué consiste y cómo conseguir ese diamante luminoso que es la paz interior. Nos habla de concentración, de esa capacidad de nuestra mente para atender a aquello que decidamos. Decidamos enfocarnos entonces a aquello que nos beneficia, vaciando el campo de la mente de todo lo que nos aleje del presente y nos embarque en pensamientos destructivos, negativos y tristes donde el desánimo y la desesperanza nos cierran el paso a ese sosiego tan necesario y beneficioso que debería presidir en nuestra mente.

     Cuando nuestra mente se une al corazón, se une al deseo de estar en paz por encima de todo, nuestros deseos y aversiones pasan a un segundo plano y nuestra atención se involucra a que cada instante de nuestra vida, pase lo que pase, sea afrontado desde el Amor, el respeto, la Paz y la serenidad.

      Me despido con un poema de Sophí Kara:

Ya queda menos,
en este plano todo empieza
y todo acaba,
Ya queda menos…..
y no sabes si esto será bueno
o serán mal dadas,
Quizás mejor no preguntarse nada.
quizás mejor aceptar,
y escuchar y confiar, soltar amarras
y aventurarse a navegar
por estas aguas revueltas
que en este instante bendigo
y agradezco con calma y certeza,
por la oportunidad,
por la inefable realidad
que hasta aquí me trajo,
hasta el momento crucial
de este nuevo renacer,
de esta llamada a Despertar.
                           

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