PACÍFICA-MENTE El Principio de Generación 29 06 20


PRINCIPIO DE GENERACIÓN                29 de junio de 2020

“La generación existe por doquier;
todo tiene sus principios masculino y femenino;
la generación se manifiesta en todos los planos”.

        En el plano físico identificamos este principio como el sexo manifestado en nuestros cuerpos y que nos clasifica como hombres o mujeres, sin embargo este principio va más allá de lo físico y de la vida orgánica, e impregna todos los planos de la existencia.

En todo ser se halla contenido el principio de género y por tanto, la esencia de lo femenino y lo masculino, lo cual resulta imprescindible para poder generar, regenerar o crear sea cual sea el plano en el que nos encontremos.

“Género” deriva de la raíz latina que significa “concebir, procrear, crear, producir”. La ciencia ha demostrado que para la formación de un átomo es necesaria la combinación de corpúsculos negativos y positivos y desde antiguo, se asocia lo negativo a lo femenino y la positivo a lo masculino, algo que es completamente ajeno a consideraciones peyorativas contra el género femenino. Ambos son polos de un mismo fenómeno, complementarios y necesarios por igual.

Vemos que ese principio conecta totalmente con el principio de polaridad, con la necesidad de la existencia de dos factores para que la creación material tenga lugar. Pero este principio no se reduce al hecho de que los seres humanos de diferentes sexos puedan reproducirse y procrear, sino que en cada ser también existen ambos géneros y que nuestra psique está completamente dividida por los mismos.

Conocer este principio es conocernos mejor, entender que debemos manejarnos sabiamente ante ambos lados del ser, procurando armonizarlos para una feliz y correcta creación, para en definitiva, el desarrollo de una vida plena y satisfactoria.

En cada uno de nosotros existe un yo “masculino” y un mi “femenino”. El “mi“ lo componen sentimientos, agrados, gustos, disgustos, hábitos…, en definitiva una personalidad que está sujeta a cambios de ideas, de ánimo, de percepción…. En el “mi” se agrupan nuestros conocimientos sobre nuestra vida espacio-tiempo.

El “yo” es el testigo de la creación del “mi” y también le abastece de una energía que le impulsa a la acción, a la creación, se podría decir que es nuestra parte volitiva: la voluntad.

Esta división conecta con el famoso Tao y su distinción entre ying y yang: el ying femenino recibe impresiones, el yang masculino, las expresa, ambos se alimentan mutuamente para un funcionamiento óptimo. La mayoría estamos normalmente en la conciencia del “mi” dejándonos manejar por el  “yo” de los demás, de forma que nuestro “yo” queda relegado convirtiéndonos en marionetas de personas más “masculinas”, independientemente de su condición de hombre o mujer.

Según UCDM la división que nos debe importar es la que fragmenta la Unidad que vive en todos los seres y que se expresa en el conflicto ego y Ser. El ego vive desde el miedo, el Ser desde el Amor. Desde esta perspectiva podríamos integrar al “mi” y al “yo” como ego que contiene los dos principios femenino y masculino. El Ser es la Unidad, no posee principio de generación porque el Ser no puede ser creado, tampoco destruido, es lo eterno, lo trascendente, lo que no tiene nombre, ni principio, ni final. El Ser o Unidad es un Amor infinito que trasciende la propia creación y para conectar con el debemos salvar los obstáculos que el ego nos impone.

Un ego equilibrado, cuyos lados masculino y femenino conviven en armonía, nos proporcionará mayores dosis de libertad y satisfacción: irá más allá del “mi” y fortalecerá la voluntad de su “yo”, se alineará cada vez más con los pensamientos del Amor. Mente y Corazón se acercarán cada vez más y expresarán la verdadera naturaleza del Ser que habita en un cuerpo, cuya identidad sexual será del todo irrelevante.

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