PACÍFICA-MENTE El Sol Interior 03 03 25

 EL SOL INTERIOR                                        3 de marzo de 2025

Hay un “fruto invencible” que no es definitivo, pues día a día, se puede ofrecer de forma generosa y libre. Ese fruto es el efecto de una causa personal e intransferible que hemos ido generando desde un estado profundo de serenidad y amor, un espacio que hemos conquistado precisamente al liberarnos de aquello que antes nos condicionaba y limitaba. 

Esa causa no es otra que una firme y a la vez flexible, decisión de reconciliarnos con nuestra verdadera identidad. Sabernos Amor nos impele a ejercer el Amor y esta energía inagotable tiene la capacidad de renovar la nuestra y sanearla. Eso se hace posible cuando permitimos desarrollar un proceso de autoconocimiento que no conoce fin, pues se culmina y se renueva con cada expresión que adoptamos a través, primero, de nuestras decisiones, y luego de las respuestas que éstas llevan aparejadas.

Cuando hablamos de respuestas, de ese fruto luminoso que ha sabido vencer la oscuridad y deshacerla, estamos hablando de un sentir que se expresa a través de todo tipo de comunicación: pensamientos, gestos, miradas, acciones incluso omisiones, todo aquello que de algún modo está manifestando lo que siento y cómo lo quiero vivir. 

Para que esas respuestas sean acordes con nuestra Fuente amorosa primera, deben brotar de una decisión consciente de plena atención y enfoque hacia la Luz, hacia ese Sol interior que todos poseemos ahí adentro, para que la oscuridad que vaya apareciendo a través de nuestro reconocimiento y bienvenida, sea poco a poco, disuelta.

Reconocer y dar la bienvenida son las piezas clave para activar la alquimia que transforma el dolor en dicha, la desgracia en oportunidad. Primero hemos de “verlo” y segundo, tal y como hemos visto en ocasiones anteriores, lejos de rechazarlo u ocultarlo, integrarlo como parte de nuestra experiencia de aprendizaje para de ese modo, a la Luz de la aceptación, hacerlo disminuir hasta que finalmente, logremos hacerlo desaparecer.

La energía luminosa que desprenden los atributos del Amor, cuando es aprovechada en nuestro devenir cotidiano, es una fuente inagotable que nos proporciona voluntad y fortaleza en momentos de duda, debilidad y desánimo. Recibir su poder va a depender únicamente de nosotros, de que activemos la comunicación con ella. 

Lo más increíble de todo esto y lo que produce tanta resistencia en la mayoría de las personas a las que se les propone la realización de este viaje interior, de este proceso alquímico, es que comienzas a vislumbrar que todo lo que precisas para manejar tu experiencia espacio-tiempo siempre estuvo en abundancia y plena disponibilidad en tu campo mental. También verás que según lo utilices, se convertirá en tu mayor aliado o en tu mayor enemigo.

Esta responsabilidad es el poder que la humanidad lleva eludiendo desde el principio de los tiempos. Sólo unos pocos decidieron responder a esa llamada porque no tuvieron miedo de salir del paradigma de conflicto y culpa sobre el que está sustentado su mundo. Como bien lo expresó Anthony de Mello: “tu vida es un desastre pero no quieres salir de este desastre.” 

“No hay nada afuera que pueda hacerte daño”, esta afirmación que UCDM nos enseña, viene a corroborar esta premisa. Hemos ignorado la Luz que somos por muchísimo tiempo y para descubrir que siempre estuvo ahí, que nunca estuvimos solos, ni desamparados, hay que realizar un trabajo de regreso a la energía original que nos posee y habita, a esa Luz de vida que nos trajo aquí y que cuando reconocemos y nos conectamos a ella, nos otorga sus dones: seguridad, confianza, autenticidad, creatividad…., como esa herencia que desde tiempos inmemoriales aguarda a ser reclamada.