PACÍFICA-MENTE Hacia lo Silvestre 12 05 25

 HACIA LO SILVESTRE                                              12 de mayo de 2025


Estamos viendo que la inocencia y la seguridad son fortalezas que proceden de poner en valor la ecuanimidad y la confianza. En nuestro jardín ya contamos con margaritas -inocencia-  y lavandas -seguridad- , también con violetas -fe- , girasoles -esperanza- y azucenas -perdón-. 


Si deseamos adquirir o aumentar nuestras fortalezas, ampliar el surtido de flores de nuestro jardín interior, sólo podremos lograrlo a través de la idea de que lo falso, lo irreal en nosotros, es insubstancial y por tanto, no tiene ningún sentido atacarlo, sino aumentar la presencia de lo que sí es Real y amoroso a través del discernimiento.  

  

El miedo pide a gritos Amor, así como el juicio pide ecuanimidad para pasar de la culpa a la inocencia y así como la inseguridad pide confianza para pasar de la vulnerabilidad a la seguridad; todos y cada uno de los atributos y flores que queremos hacer crecer en nuestro jardín, requieren del esfuerzo activo de verter la cualidad que falta en cada uno de nuestros déficits o errores de percepción. 


Verter luz en la oscuridad es el único modo de que ésta desaparezca, por tanto hemos de desarrollar los atributos que deseamos poseer desde la penumbra en la que se encuentran. La solución de nuestras faltas requiere actualizar en nosotros nuestras cualidades, ya sea a través de la energía, la inteligencia o la afectividad y no esperar a que las circunstancias cambien o que el otro me solucione mis problemas de escasez, que es lo que estamos habituados a hacer: buscar fuera lo que ya tenemos dentro. 


Esa escasez o déficit que siento en mí, sólo podrá completarse a través de mi propio potencial, de mi trabajo interior, sólo desde ahí comienzo a crear y activar un espíritu de servicio que es puro gozo, pura realización. 


Según lo aborda Antonio Blay, hay dos obstáculos al crecimiento del ser, dos plagas que afectan a todos y cada uno de los jardines. La primera son los hábitos que nos condicionan, todas esas conductas aprendidas que sin darnos cuenta, adoptamos o realizamos sin cuestionar si responden a nuestra íntima verdad y la segunda, el modelo de comportamiento que socialmente se nos ha impuesto de forma que hemos llegado a un punto en el que se valora más el modo de ser que el propio Ser.


Todo aquello que no seamos capaces de desarrollar en nosotros, será lo que nos debilite y por tanto, cuando queramos potenciar determinados atributos amorosos para disminuir esos otros que nos tienen secuestrados, tendremos que salvar esos dos obstáculos que sutilmente tratarán de boicotear nuestro regreso al ser que somos. 


Por tanto, es crucial que seamos capaces de observar cómo ajustamos nuestra personalidad a ese modelo social por el que se nos premia o castiga y que, por fidelidad, identificamos como lo bueno y lo malo, sin pararnos a pensar si en realidad eso tan bueno, es beneficioso y eso tan malo, es perjudicial.


Nos damos cuenta que no se nos acepta por nuestra energía, inteligencia y afectividad original, sino que se nos pide una adaptación al modelo que muchas veces no se corresponde con nuestra autenticidad. No importa tanto el ser como el “modo de ser”. Dice Blay: “el niño aprende que solamente se le valora, se le considera en la medida que él es o no un modo particular de ser y está de acuerdo o no con el modelo que se le da…...su único valor está en su modo de ser” 


    Siendo así el germen de la construcción de nuestro psiquismo, por el que procuramos amoldarnos para “encajar” en el modelo impuesto, es cómo se origina una profunda desconexión con nuestra naturaleza natural y libre, silvestre, tanto en su fondo energético, como en su fondo mental y por supuesto también, el  afectivo. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

PACÍFICA-MENTE Un Paseo por el Jardín 30 06 25

Sed o no Sed "La cuestión del anhelo espiritual" 01 04 25

PACIFICA-MENTE El Poder de la Bondad 9 11 20