IGNOTA - Abandono

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ABANDONO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pasajera,

arrojada a un viaje

sin principio ni final,

condenada a una espera

interminable,

sin destino, ni guía, ni vela….

 

¡Que me lleven de vuelta

a mi lugar!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En Tierra extraña,

         ajena,

                desconocida,

                                    ignota,

                                            impropia,

                                                        infame….  

Errante,

eternamente de paso,

         caminante,

         cansinamente respirando,

                   bebiendo a tragos el destino

irrevocable.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El cansancio ha teñido mis ganas,

arrancándome el aliento.

He recorrido kilómetros de aire,

una distancia en movimiento

ligada a un tiempo inexistente,

que nada persigue,

que nada pretende.

 

La gravedad es un grillete invisible,

un desafío a la naturaleza

del espíritu que anhela,

su condición aérea, volátil, lejana…

Gravosa es la materia, pesada,

en ella se encierran los sueños

fugaces, fugados, fumigados….

 

Me asiento en esta realidad que atrapa

sin ser real, ni necesaria……

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pinté en tu frente de muñeca

un trapecio con rotulador azul,

dejé en tu rostro una señal

imborrable.

 

Quedó colgado a mi memoria

oscilando entre la nada,

un  misterio que me habita

insondable.

 

Siento que en su carencia         

el enigma halle respuesta,

como un iceberg invertido,

inestable.

 

Acaso en su ausencia,

su punta se revelara

para indicarme el camino

que me devuelva a la nada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La nada,

refugio de este anhelo

naufrago.

 

Quizás solo sea eso,

un resto,

caído en el seno

aturdidor del absoluto.

 

Sucumbo

ante este absurdo

peregrinaje.

 

La infancia ha sido

el inicio del fin,

no hallo sentido

a tanto abandono.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ya no se por qué lloro,

si de tristeza

y  melancolía,

o de pura alegría.

Por esta vida que me sostiene

y me convierte en agua,

una cascada de lágrimas

derramada.

 

Y me precipito estrepitosamente

sobre cada segundo

de esta presencia,

cuya materia alberga mi alma

inundada,

a la deriva.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No siento mi cuerpo

enredado en el tuyo.

El silencio está desnudo,

desnudo en mi piel

que no siento.

 

No estoy en mí sino en ti,

quizás partí muy lejos

de esta oscuridad que abruma

y ciega mis sentidos

que no siento.

 

Y si tú no eres,

si no existes ni en sueños,

entonces…, ¿de dónde vengo?

¿a dónde voy?

…. si no siento.