IGNOTA - Liberación
LIBERACIÓN
En
torno a ti,
idea
deslumbrante,
giro….
……
Y
te muestras
inalcanzable,
infatigable
ante
el asedio.
Me
cubro de aire
para
respirarte,
me
lanzo
en
caída libre.
Una
cascada
de
confianza mutua
nos
transita
entre
la nada.
Es
increíble
que
en el vacío,
hallara,
el
estado más sublime.
La escisión ha remitido,
nada importa…..,
en esta unidad gloriosa
ya no sobran
los excesos,
ni se ahorran
las inevitables faltas.
Todo huelga,
hasta el juicio que alimenta
de prudencia y sensatez.
La batalla fue un absurdo,
no dejó impronta
ni huella,
ni una sombra
de aquel miedo….
irracional,
de innumerables caras.
Nada importa,
solo queda esta unidad inmensa,
esta alegría de vivir.
Tanta
dicha es imposible
de
explicar.
¡Cómo
encarcelar el aire
que
respiro….!
¡Cómo
dar cobijo
al
viento!
Cuando
el Amor estalla…
nada
puede
detenerlo.
No
podrás llevarte nada,
no
podrás arrebatarme
este
Presente,
este
gozo de ser,
nada
más.
Tanto
Amor llevo conmigo,
tanta
dicha y regocijo….
soy
hoja perenne
de
un Árbol cuya simiente
es
eterna.
Que
más podría desear, amar….,
que
vale más que una vida.
Sentir
la brisa pululando
entre
mis límites,
la
leve caricia de la mañana
en
la frente,
el
tibio frescor, la cálida tibieza
de
existir.
Fluyendo
entre los días y las noches,
aferrada
al misterio,
al
leve encanto del no saber,
a
la inocencia aún no perdida
que
me acecha
y
que se inclina
sobre
toda la existencia
para
adorarla y bendecirla.
Que
más podría desear, amar….,
que
presenciar la amanecida.
Y
asistir exigua al ocaso,
en
la cúspide
que
precipita a la anciana
muerte,
sin
temor a la nada, serena
al
extinguir.
Trascendiendo
más allá, sin nombre,
entregada
al silencio
al
dulce anonimato de ser
en
experiencia. Partida
que
embelesa
y
que me indica
de
la verdad, su presencia
para
amarla y bendecirla.
Detrás
de mí no hay nada,
ni
siquiera delante,
hay
fachada
que
distraiga
sensaciones.
No
hay empeño,
ni
labor semejante
que
guiara
mis
pasos
al
exterior.
Todo
acontece adentro
y
nada muestro
salvo
el arte
de
amar
en
silencio.
No
hay victoria,
no
existe gloria
que
adorne
mi
sonrisa
invisible.
Nada
pretendo
más
que el aire
que
respiro.
No
preciso
humanidad
Llegar
a ti
desde
siempre,
con
la certeza en las manos,
el
corazón en la boca…
Regresar
a tu abrazo vacío,
nunca
contenido,
sería
mi plenitud,
mi
vocación.
Volver
una y otra vez
todas
las veces,
necesarias
o no,
más
asumidas.
Por
encontrarte
ofrecería
la
eternidad,
sinceramente.
Reconocerte
en la roca,
en
el ser ajeno
de
sí mismo,
en
la vegetación.
Reconciliarme
de
nuevo, contigo,
para
desaparecer
Maravillosa poesía de amor y muerte, llena de sensibilidad, pasión y armonía
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