VITA BREVIS

VITA BREVIS de Jostein Gaarder.

         Con esta novela, Jostein Gaarden recrea una serie de cartas dirigidas a San Agustín de Hipona, que nunca se llegaron a escribir.

         Con el fin de “convertirla”, el santo envía su obra “Confesiones” a Floria Emilia, nombre ficticio de la que fue su amante en la vida real. El autor dispone la respuesta de Floria a dicho envío con las cartas que conforman su novela, las cuales resultan ser una dura crítica de la filosofía de algunas de las declaraciones hechas por el santo.

         Floria se lamenta de que su gran amor quedó relegado por su amante en aras de un amor más grande: el de Dios, así como por la codicia de una recompensa de “una vida después de la muerte”. Denuncia el abandono sufrido a pesar de haber tenido un hijo juntos, recordando que la vida es breve y que hay que vivirla sin someterla a radicales ascetismos cuyas promesas no dejan de ser más que un burdo alimento para el ego espiritual. 

         Recomiendo esta lectura y os invito a leer el poema por ella inspirado.

Sophí Kara. Somos ahora y por siempre

 

 

ME LLEVE TODO CONMIGO

 

Por ti, estas letras escribo,

por el olvido que sembraste

entre nosotros, cobarde.

Ahora un campo de espinos

ha poblado nuestra ausencia,

ahora el silencio gigante,

es el único testigo.

 

A las palabras acudo,

para ordenar este desastre,

para que ya no me arrastre

a la deriva en un mundo

donde la piedad es carencia.

Me aferro al verso, al arte

de hallar así, un sentido.

 

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Imagino que acunas mis versos

con una mirada inocente,

de ojos párvulos, ajenos

a la memoria de otros tiempos.

Desearía que por una vez,

me escucharas sin necesidad

de juicios, que en madurez

obviaras los restos del ayer.

 

Más sé que no es posible

porque crees conocerme

bajo aquel prisma impasible,

donde me hallaste invisible,

inexistente frente a tu destino,

insignificante ante la idea

preconcebida de un divino

lugar a ti, prometido.

 

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Pasaron las horas,

los días pasaron,

los años, tan raudos…..,

qué breve nuestro encuentro,

qué efímera la dicha,

qué luengo el llanto.

 

Nuestro encuentro, memorable,

tan perfecto que el tiempo

lo tornó irreal, simulado;

que en tu confortable espacio

relegaste a un episodio

indigno y por ello, desterrado.

 

Quedó para siempre errante,

errado, fuera de los cercos

donde habitan los sabios

dogmas en los que alto,

muy alto, eres docto

frente a mi ser ignorado.

 

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Cuántas veces he recreado

aquel momento,

más confieso que aquel recreo

fue clausurado

con firmeza y serenidad,

sin miedo.

 

Cuántas veces he regresado

a tu cuerpo,

al alma que ya no siento,

me he deshojado

de ella y a mi pesar,

no muero.

 

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Hiciste de mis cabellos,

sogas;

de mi cálido vientre,

una flor pecaminosa;

de mis besos pausados, serenos,

un tatuaje maldito;

y te empeñaste en borrar

lo imborrable.

 

Y yo tan sólo quise

gozar de ti,

amarte.

 

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Confundiste el sendero

de mi ternura infinita,

de mi absoluta entrega

con la vía para condenarte,

condenándote a la soberbia

a una vida sin amor,

tan pura como gigante

tu ambición desmesurada.

 

Echaste por tierra

la unión sagrada

por nuestro hijo concebida,

Nada importó más

que tu absurda condición

de salvar tu alma,

esa alma ahora maldita.

 

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Me llevé todo conmigo,

me llevé los recuerdos,

las horas inolvidables,

las noches de recreo….

Me llevo hasta el semblante

de tu rostro,

mucho antes

de esa máscara absurda

que ahora lo oculta.

 

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La vida es breve

más el amor perdura,

a pesar de la amargura

y el dolor….

 

Tan solo a él

tendrás que rendir cuentas,

a mí ya no me quedan

tribulaciones serias,

sólo esta despedida

abrazándome a un adiós

definitivo,

esperado,

consolador…..

 

Ahora es el infinito

el regazo de mis desvelos,

ahora mi entrega

por fin,

es plena y correspondida,

eterna.

 

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